Sunday, May 27, 2007

Noche congelada del 27 de mayo: Segunda Parte.

Sé que ya no sería lo mismo ver a Liv Kristine en vivo. Siento un poco de nostalgia. Soy nostálgica. Y analizándome quizá comprendo un poco la razón: quisiera retener emociones. Desde las más profundas penas hasta las más rebosantes alegrías quedan guardadas en los cofres de los momentos, para siempre. Podemos recordar con pena o recordar con alegría, pero no tendremos la llave de la pureza inicial. Y eso me angustia. Algo tan humano, tan natural, me cuesta aceptarlo. Que todo vaya pasando o se vaya modificando. Ahora entiendo por qué a veces tengo nostalgias de periodos en mi vida que incluso no eran mejores que este. No son los recuerdos la causa de mi nostalgia: en realidad, es el paso del tiempo. Como si se pudiera retener el pasado. Y a veces siento nostalgia de lo que aún no ocurre, mas supongo que ocurrirá. Como si el futuro pudiera ser presente. Qué tontería, y puedo sentir nostalgia del presente, de esta noche madrugadora que se va en tres horas. Lo peor es que la nostalgia no se atenúa con nada. Cuando me siento triste suelo contrarrestarlo con alegría o felicidad, aunque a veces sea leve el efecto, me resulta. No hay nada que se oponga a la nostalgia. No sé de qué manera encararla. Necesito humanizarme más. Liberarme de esta sensación o darle por lo menos más dulzor. El tiempo es un bicho que anda y anda, decía Cortázar. Nosotros también somos bichos. Debo aceptarme como bicho. Estoy estancando mi corazón. Corazón de grillo y saltamontes. Bichito dentro de cuerpo de bicho.

1 comment:

Amaru said...

Recuerdo tantas cosas ahora, que ni tiempo me da para empezar. Estamos hechos de nostalgia, pero en la medida que sepamos aprovecharla será o no linda.