Sunday, May 27, 2007

Noche congelada del 27 de mayo: Primera parte.

El ocho de abril del año pasado fue un día de encantamiento. Asistí al concierto de la que en ese entonces era mi cantante favorita: Liv Kristine. Nunca pensé que vendría a Chile, y menos que yo la vería en primera fila.
Sencillamente, parecía un ángel: su voz y mirada celestial me extasiaron por completo. Aunque estaba sudada, un poco enflaquecida y algo arrugada, pero para mí los ángeles son etéreos así que su aspecto físico no me importó. Del suceso, el recuerdo material se resume a tres cosas: un afiche y una carátula de disco firmados por ella junto a una foto en la que salgo yo y un 1/4 de su cara. El recuerdo "mental": muchos detalles de ese día, desde las cuatro de la tarde hasta las cuatro de la madrugada. El recuerdo "emocional": sé que fui inmensamente feliz, al punto de gritarle "te amo" en un arrebato de admiración, algo casi indecible para mí, por varios motivos que no vienen al caso. Sin embargo, ahora que junto los tres recuerdos, en síntesis: nostalgia. Era otro momento de mi vida: capaz de hacer pequeños esfuerzos para estar en un concierto, atraída por conocer personas con gustos musicales similares, interesada por ir a lugares en donde tocaban mi música preferida. En cambio, hoy es casi todo lo contrario: no me interesa ir al concierto de ningún cantante ni banda, no me siento atraída prioritariamente por los gustos musicales del resto - mas bien me agrada que la música los sensibilice- y, por último, yo adecuo los lugares a la música que esté escuchando.

En el fondo, tuve que irme de viaje hacia mí misma y me llevé a la música conmigo . En el presente estoy más sola, pero más cerca de la música. Y más cerca de mí, gracias a ella.

2 comments:

Anonymous said...

Que envidia, sí aún siento envidia por no haber ido a ese recital, aún maldigo a los flaites que me asaltaron. Pero lo bueno es que se me pasa rápidamente, como todo en la vida.

Lo que realmente me duele, es el hecho de que te declares sola. A pesar de mi malestar, te entiendo. Por más que nos acerquemos a alguien siempre terminamos igual de solos que en un principio, solos en nuestro universo propio, solos inmersos en nuestra perspectiva, solos en la inmensidad de nuestras divagaciones.

Ahora bien, en lo que no estoy de acuerdo contigo es “en tu nostalgia”. Tú viviste ese recital, conociste a Liv, experimentaste algo que para el común es muy difícil si quiera imaginar. No pierdas la objetividad. Así como disfrutaste ese recital, disfrutarás otras cosas. Controla tus emociones y alégrate de lo que tienes.

No es mi intención dictarte cátedras ni nada, solo quiero que pienses que así no avanzarás mucho.

Mery beth.

Angelique said...

Al menos esta soledad nos permite ver lo hermoso de otros universos, como el tuyo. Y entonces acabo de descubrir algo: estamos construyendo un tercer universo juntas. -- Te quiero todoo esto y la luna y el sol ^^