Ahora, cuando tengo pena y me he hecho mucho daño, recién empiezo a analizar de manera más amplia mis relaciones con el resto... y desde que empecé a establecer lazos de amistad he lastimado mucho. En ocasiones herí con mis palabras -también no palabras- y en otras, con mis actos, yo sé, conmigo tampoco siempre han sido buenos, pero ¡era lo justo!, y no supe darme cuenta antes.
¡Cuántas veces lastimé a quienes quería mucho! y era tan fácil cambiar el tono, escoger otras palabras o planear mejor mi hacer. Todo este tiempo pensé que al no ser una persona con malas intenciones no podía ser mala. Pero fui muy mala, y me creía inofensiva (!).
¡¿Por qué no tomé conciencia antes de lo que provocamos con nuestra existencia?! ¿Acaso los otros no provocan nada en mí?. ¿Por qué fui tan ciega, tan básica, tan infantil?... y ya no puedo pedirles perdón directamente, eso quizá hubiera servido de algo en su momento, mas no hoy... si es tan simple causar alegría, ¡cómo no pensar que también era fácil causar tristeza! peor aún... ¡llagas! llagas que se duplicaron y, quién sabe, ¡tal vez se siguieron traspasando!
¡Por eso, tiempo, te ruego que no me dejes hasta contrarrestar lo que provoqué! y trataré de sacar sonrisas, y también regalar la mía... ¡porque igual lo haría si nunca hubiera herido! y no es que tenga rabia, estoy triste... bueno, no importa, me lo merezco, además, igual estoy contenta, porque hay una nueva oportunidad... ¡pero no me la quites, por favor, y ayúdame! ... ¡a ver con los ojos del alma! ¡¡ pero no sólo para girar a mí misma y ver mi propia alma!! ¡¡sino que ver el alma de cada uno y la que conformamos todos!
(tengo miedo)
